Se dice que los clásicos nunca mueren, pero no es el caso de la ciencia, es dinámica a lo largo del tiempo. Aún en la actualidad, la práctica de los estiramientos sigue presenta en la actividad deportiva, aportando supuestos beneficios en la ganancia del rango de movimiento y la recuperación. ¿Pero que dice la evidencia actual en cuanto a los supuestos beneficios tan instaurados en las creencias de gran parte de la sociedad?
Existen diferentes tipos de estiramientos, pero voy a centrarme principalmente en el estiramiento estático activo, tratándose del alargamiento activo de un músculo hasta la sensación de estiramiento o hasta el punto de incomodidad, y estiramiento estático pasivo, donde se aplica una fuerza externa, por ejemplo la fuerza ejercida por una tercera persona.
A continuación te presento una revisión narrativa actual (aquí) donde se obtienen las siguientes conclusiones:
1- Establecer que el estiramiento puede realizarse en diferentes contextos no es lo mismo que decir que se debe realizar el estiramiento. Los estiramientos pasivos y activos se pueden realizar durante el calentamiento, especialmente si se utilizan duraciones de entre 30 a 60 segundos por grupo muscular seguidos de un calentamiento dinámico para no afectar a la potencia, fuerza y velocidad.
2- Los protocolos de calentamiento establecidos en la actualidad no requieren de los estiramientos, parecen ser igual de efectivos y dedican menos tiempo.
3- Se pueden hacer al finalizar la actividad, pero aparentemente no ofrecen beneficio en cuanto a la recuperación a de la fuerza, rango de movimiento y magnitud de las DOMS (agujetas).
4- Mejoran la ROM (rango de movimiento) si se realizan de forma crónica, pero también lo hace el entrenamiento de fuerza aportando más beneficios para la salud.
5- No existe una relación clara entre el estiramiento y el riesgo de lesiones, debido a que la naturaleza de las lesiones es multifactorial y a que correlación no siempre implica causalidad.
6- No se pueden extraer conclusiones sólidas ante la escasez de estudios comparativos y su heterogeneidad.
Contestando a la pregunta principal: Puedo estirar?. Si. ¿Tengo que estirar?. Posiblemente no. Dependerá del contexto y de las características individuales. Si estirar te sienta bien y forma parte de tu ritual, puedes seguir haciéndolo, pero debes saber que la evidencia actual informa que no aporta beneficios ni perjuicios.
Bibliografía: